jueves, 15 de enero de 2009

Penas, sin respeto y vergüenza ajena


Es una pena.Y eso que se da en medio de una gran felicidad.
La inauguración de la ruta a La Palestina es una de las mayores alegrías que el pueblo tendrá en su historia. En esa historia de la que somos parte. Sin embargo, dio vergüenza ajena ver al gobernador Juan Schiaretti y al legislador Marcelo Frossasco dialogar sin interrupción durante el sentido discurso (más allá de coincidir o no) del intendente Alejandro Cativelli.

Frossasco y el gobernador pueden haber estado definiendo la continuación de la ruta a Ticino, ya que en un momento se sumó desde atrás el jefe comunal de esa localidad, Raúl Cajeao, o riéndose de que el intendente de Villa María, Eduardo Accastello había llegado tarde y en un dejo de humildad se mezcló entre su gente, pero en realidad no tenía cabida en ese palco, ya que Schiaretti "lo planchó" en una visita a La Palestina poco antes de la fecha de internas para la Gobernación en marzo de 2007.

Pero todas estas son meras conjeturas, o duras verdades, lo importante del caso es que Cativelli finalizó su alocución y cuando buscó el saludo de rigor, protocolar, habitual de quienes comparten el palco, sólo fue salvado por Ruperto Goñi, del directorio de Vialidad, porque el villanovense y el mandamás provincial seguían hablando. Una vergüenza.

La segunda pena fue ver el entusiasmo, a pesar de tratarse de la enésima vez, que el intendente de Silvio Péllico, Heraldo Romano, hace entrega de una carpeta con el proyecto para pavimentar el camino desde la ruta provincial 2 a su pueblo.

Sin embargo, nadie se anima a decirle que no se llevará a cabo, de seguro, este año.

Lleva al menos cinco años esa negativa. Goñi lo comentó por lo bajo, pero luego dejó que Romano entregara a Schiaretti la carpeta solicitando la pavimentación. Pero el proyecto le cayó, como buumerang, a Goñi en sus manos. Sin pesar ni respeto por el pueblo que espera, postergado como siempre, rogando por lo que le corresponde que "el dinero de los cordobeses vuelve en obras". Y claro,pero Schiaretti, y antes Dela Sota, lo adoptaron como eslógan. Sin vergüenzas. Vergüenza ajena.

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